El miedo a la deportación, la falta de redes de apoyo familiar y las diferencias culturales y lingüísticas dificultan que las mujeres migrantes denuncien la violencia que sufren, quedando en muchos casos invisibilizadas.
La creciente comunidad migrante en Antofagasta enfrenta un problema silencioso y grave: las mujeres extranjeras víctimas de violencia intrafamiliar se encuentran en una situación de doble vulnerabilidad. Según un diagnóstico realizado por la ONG "Mujer Frontera", factores como la condición migratoria irregular, la dependencia económica total del agresor y las barreras idiomáticas las disuaden de buscar ayuda, quedando atrapadas en ciclos de maltrato.
"Muchas temen que denunciar a su pareja, quien a menudo es su sustento en el país, derive en su propia deportación o en la de él, dejándolas en la absoluta indigencia. Además, existe una desconfianza natural hacia las instituciones policiales y judiciales de un país que no es el suyo", explicó la directora de la ONG, Elena Vargas. Agregó que en culturas donde el rol de la mujer es tradicionalmente sumiso, la violencia puede estar más normalizada, haciendo aún más difícil que la reconozcan como un delito.
Frente a este panorama, la Oficina de la Mujer de la municipalidad de Antofagasta ha iniciado un programa piloto de atención intercultural, que incluye la capacitación de funcionarias en sesgos culturales y la contratación de facilitadoras lingüísticas para los casos más críticos. "Estamos trabajando en alianza con consulados y organizaciones de migrantes para llegar a estas mujeres con un mensaje claro: su vida vale más que cualquier permiso de residencia, y aquí hay una red que las cree y las va a apoyar", afirmó la jefa de la oficina, Daniela Sánchez.
Sin embargo, los recursos son limitados. Las organizaciones coinciden en que se necesita una política pública regional con enfoque interseccional que aborde de manera específica la realidad de las mujeres migrantes. Mientras tanto, hacen un llamado a la comunidad a ser solidaria, a no estigmatizar y a derivar información sobre los canales de ayuda disponibles, asegurando que ningún caso de violencia quede en la sombra por falta de papeles.