Es clave que cada familia observe su entorno y reconozca señales tempranas: discusiones recurrentes, control excesivo o conductas agresivas. Detectar a tiempo puede marcar la diferencia entre prevenir o lamentar una situación grave.
En la Región de Antofagasta, la violencia intrafamiliar ha mostrado un preocupante aumento. Según cifras del Ministerio Público, durante 2024 se registraron más de 4.800 denuncias, lo que representa un alza del 12% respecto al año anterior. Estos números reflejan que el problema no es aislado, sino una tendencia que afecta a un gran número de familias.
La violencia intrafamiliar no solo se limita al ámbito privado: es un problema social que repercute en la salud, la educación y el desarrollo de la comunidad. Cada denuncia representa una persona que ve vulnerados sus derechos fundamentales dentro de su propio hogar.
El llamado es a no normalizar la violencia. Reconocer su magnitud es el primer paso para actuar como sociedad, ya sea buscando ayuda, ofreciendo apoyo o denunciando oportunamente.