La Región de Antofagasta, motor económico de Chile gracias a su potente industria minera, enfrenta una realidad paralela y menos luminosa: el consumo de drogas representa un desafío creciente para la salud pública y la cohesión social.
Sin embargo, hay otro factor tanto o más preocupantes y que va directamente relacionado con el consumo de drogas: la violencia intrafamiliar.
Respecto a las drogas ilícitas, la marihuana lidera el consumo en la Región de Antofagasta, seguida de cerca por la cocaína y sus derivados, como la pasta base. La región no es ajena a las rutas del narcotráfico, lo que facilita el acceso a estas sustancias.
Sin embargo, el problema más devastador socialmente se vincula con la pasta base, cuyo consumo afecta gravemente a grupos en situación de alta vulnerabilidad, generando círculos viciosos de marginalidad, delincuencia y deterioro físico y mental que son extremadamente difíciles de romper.
En una gran medida, quienes consumen drogas o son agresores o han sido agredidos dentro de su contorno familiar


